Gisela Bértora: “Trato de ir demostrando la admiración que tengo por lo que hacen”

08/05/2018 |Es gualeguaychuense, y desde el 2013 recorre comunidades indígenas de Latinoamérica, estudiando sus culturas y entre ello, sus textiles. Este fin de semana, organizó una Feria de Textiles, donde muestra diversas prendas y objetos de México para promover, difundir y poner en valor el arte originario.
Gisela Bértora, tiene 31 años y es Diseñadora Textil, egresada de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Si bien tuvo varias marcas y emprendimientos contó que siempre le gustó mucho todo lo que tenía que ver con las comunidades indígenas, y poco a poco que fue enamorando más de la parte textil a medida que la iba conociendo.

“En 2013 estuve en Colombia, en las comunidades Cois y Arhuacos, que están en la Sierra de Santa Marta por el Parque Tayrona, que si bien la llegada con ellos fue más difícil porque son más cerrados, tienen un lado muy espiritual, y los colores, las cantidades de líneas que utilizan, tiene mucho significados, simbologías y creencias bien arraigadas todavía”, comentó.

“No sucede lo mismo, con la comunidad Wayuu, también de Colombia, que al ser más comerciantes, la llegada fue más fácil con ellos, a la hora de producir e intercambiar aprendizajes”, agregó. Luego de visitar estas comunidades, Gisela retornó por un tiempo a Argentina y luego volvió a irse, esta vez a México, a conocer otras comunidades, ignorando según ella, la diversidad real que hay y toda la riqueza que conllevaba. “Tenía pensado estar dos meses, pero me di cuenta que eso no me alcanzaría, comencé a trabajar no sólo de mi profesión sino que además hago publicidades, todo lo contrario a como me gusta ver a la mujer, pero gracias a eso puedo viajar a las comunidades”.

“Cuando comencé a conocer a las mujeres de estas comunidades, empecé a ver que desde los libros y la teoría uno planifica un montón de cosas que puede ir a enseñar, pero en realidad no hay nada que enseñarles, ellas viven muy bien, saben muy bien lo que quieren y no es bueno ir a querer cambiarles su ritmo”, especificó.

“Sí me di cuenta que tenía una especie de responsabilidad, o así lo tomé, de empezar a asesorarlas con los costos de sus productos, porque veía que trabajan meses en un producto y lo cobran muy poco, mínimo 5 horas fijando la vista para bordar, y cobran alrededor de 3 pesos argentinos la hora”.

El interior de las comunidades

Gisela estuvo viviendo en la Sierra Otomí Tepehua, cerca del Distrito Federal (DF), en la cabecera municipal, donde son casi todos Otomí. Además, vivió en Chiapas, en varias comunidades. Hizo base en San Cristóbal y desde allí se desplaza hacia las distintas comunidades, que son 9 aproximadamente.

“El recibimiento de la gente es loquísimo por lo general, siempre voy sola, y que llegue una persona y mujer, por lo que significa para ellos la mujer, por más que aman a las madres y son super poderosas es como que las ven más débiles, incluso se me acercaban preocupados. He estado en lugares que son siete horas adentro de la sierra”, manifestó.

“Trato de llegar a las plazas, y ese es el punto de encuentro donde surge todo. Si veo alguien que está tejiendo o bordando es a los primeros que me voy acercando, me quedo mirando, trato de entrar de a poco, porque son muy introvertidos. Trato de ir demostrando la admiración que tengo por lo que hacen, siempre ando con ropa de comunidades y eso también me ayuda”, añadió.

Y destacó que “ya cuando tenés contacto con una persona, que a veces es difícil porque no hablan español, te abren las puertas de su casa, te presentan a todo el mundo, es increíble, muy atentos, se preocupan, te dan hasta lo que no tienen. La gente es muy linda, las mujeres son tremendas”.

La vestimenta como distintivo

Gisela se refirió además a lo que sucede en esos encuentros, en las plazas, y en el interior de las comunidades. “Me preguntan si quiero probar, voy con la teoría del tejido, pero no es lo mismo, tienen una calidad, manejan unas velocidades increíbles, vamos intercambiando cosas todo el tiempo”.

“Hay comunidades que tienen sus borregos, -así les dicen a las ovejas-, ellas las esquilan, hacen todo el sistema de hilado, peinan la lana, hacen el hilado como tal, lo tiñen con tintes naturales. Preparan su telar de cintura, hacen su base, y a algunos ya les hacen los dibujos desde el telar, otros los bordan después”, explicó.

“Todos sus productos originalmente los hacían para abrigarse, entre ellos rebozos que son como chalinas, huipiles que son como vestidos, blusas, faldas, fajas. La vestimenta es distintiva de cada comunidad”.

En México hay 68 lenguas, con 350 variantes, y cada comunidad se visten diferente entre ellas, así estén a diez minutos de distancia, pero es para identificarse, de acuerdo a los dibujos de las prendas sabes de donde son, explicitó Gisela. México es el país con más indígenas en toda América. “Acá también hay muchos pero no lo valoramos, y a veces me da culpa estar trabajando allá y no en Argentina, pero también estoy aprendiendo ganando experiencias, y quizás en un futuro pueda hacerlo acá”.

Aprender desde la educación

Está dando clases actualmente en una universidad de modas del Distrito Federal, y ha sabido organizar sus clases para que le queden días en la semana para viajar a las comunidades.”Me dan total libertad, doy toda la parte técnica de fibras, hilatura, tejidos, y doy una parte creativa orientada a las comunidades, a la apropiación cultural que si bien no tiene mucho que ver con la materia, le fui dando la vuelta y generó buenos resultados”.

“Los estudiantes ignoran bastante a las comunidades. La visión del originario es como pobre y bruto, y les pido en clase que analicen una comunidad, sus costumbres, todo, y como que no les gusta mucho, pero cuando empiezan a exponer, comienzan a defenderlas del resto de las comunidades, se empiezan a involucrar eso es muy positivo”. Además comentó que hacen un trabajo desde el diseño para promover y difundir la cultura pero sin apropiarse ni de sus simbologías ni de sus técnicas.

Gisela expresó que esta experiencia la hizo valorar nuestro origen, “empezar a detectar donde estamos tan globalizados, masificados. A valorar más lo simple, te das cuenta de que querés llegar a organizarles un sistema de producción para que ganen más plata y puedan producir más, cuando ellas en realidad quieren estar con sus hijos, cuidar los animales, los cultivos, hacen todo. La prioridad de ellos es la familia y su entorno, no necesitan plata para nada”.

Feria de Textiles

En su estadía en Gualeguaychú, que sólo será hasta mediados de agosto, Gisela organizó una Feria de Textiles que comenzó ayer y continuará hoy, de 18 a 21 en La Cómoda Bar de Arte. “Cuando empecé a conocer y querer ayudar, pensé en hacer una marca con ellos, pero me di cuenta que eso era meterlas en mi sistema, o ayudarlas a vender con un precio justo, y tampoco porque no quieren estar produciendo todo el tiempo”.

“Entonces me pregunté como diseñadora qué compromiso tengo. Lo que hay hoy son cosas que resistieron a los conquistadores que les prohibían lucir sus simbologías, como una protección que ellos generaron. Y ahora no sólo que la gente no lo valora a la hora de comprarlo sino que las marcas en un segundo los industrializan y los venden”.

Y así, “lo primero que se me ocurrió fue promover, y difundir el arte, la diversidad, la resistencia que tuvieron que realizar las comunidades para poder preservar sus costumbres, la identidad, por eso surgió la idea de hacer la exposición”.

Y agregó que por otro lado, marcar lo de la apropiación. “Primero hay que valorar y conocer para poder amar, el mismo proceso que tuve yo, por más que valoraba, no estaba enamorada como ahora. Primero conocer y después amar”.

En la exposición habrá prendas, textiles, objetos, fajas, algún telar. Habrá además un audiovisual de unos grupos de artistas mexicanos que ilustran cuentos a los niños de las comunidades, en la lengua original con subtitulo en español. “68 voces y 68 corazones”, la idea de esto es promover las lenguas para que no mueran porque está pasando eso. Y si se pierde una lengua, se pierde todo.

POR CANDELA GIACOPUZZI

EL ARGENTINO

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